En los comienzos de la Iglesia, los cristianos no hacían imágenes ni pintaban retratos de Cristo. Sencillamente porque ellos estaban más interesados en guardar sus enseñanzas o predicar su Evangelio, en vez de representarlo. Además, por las raíces judías de aquellos primeros creyentes, ellos tuvieron algunas dificultades en hacer imágenes del Señor, pues sabemos por la Escritura, que estaba prohibido hacerlo, por miedo a caer en idolatría.
Pero, con el paso de los siglos, se atrevieron a representar a Jesús, no como hombre, sino con símbolos como el pez o el cordero, la paloma o el faisán, o bien, con los símbolos del pan y del vino (Eucaristía), o con las dos letras griegas, alfa y omega (Α α; Ω ω). Y es del pez o pescado, como símbolo de Cristo, de lo que vamos a tratar.
El símbolo como tal pudo haber sido inspirado por la multiplicación milagrosa de los panes y peces (Mt 14,13-21), o por la comida de los discípulos del Resucitado, a orillas del mar de Galilea (Jn 21,9), pero su popularidad entre los cristianos se debió principalmente, al parecer, al famoso acróstico compuesto por las iniciales de cinco palabras griegas que forman la palabra pez (Ichthys), palabras que describen de forma breve, pero clara, el carácter de Cristo y su pretensión con respecto a la fe de sus creyentes: Iesous Christos Theou Yios Soter, es decir, Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Salvador.
Es probable que esta fórmula cristiana haya tenido su origen en Alejandría, y que haya sido propuesta como una protesta contra la apoteosis de los emperadores. En una moneda de Alejandría del reino de Dionisio (81-96 d. C), este emperador es llamado Theou Yios (Hijo de Dios).

Entonces, la palabra Ichthys, así como la representación de un pez, tenía para los cristianos un significado de máxima importancia. Era una breve profesión de fe en la divinidad de Cristo, el Redentor de la humanidad. Los creyentes en este Ichthys místico eran ellos mismos “pequeños peces,” de acuerdo con el conocido pasaje de Tertuliano (De baptismo, c. 1): “Nosotros, pequeños peces, tras la imagen de nuestro Ichthys, Jesús Cristo, nacemos en el agua”…
También el simbolismo del pez, ha sido asociado a la Eucaristía. No es raro verlo en pinturas, mosaicos, etc, junto a los panes. También lo hemos visto en algunos manteles y vestiduras litúrgicas de los celebrantes (obispos, sacerdotes, diáconos).
La asociación de Ichthys con la Eucaristía, se encuentra fuertemente manifestada en el epitafio de Abercio, obispo de Hierópolis en la Frigia del siglo segundo (ver Inscripción de Abercio). Él nos dice, en el monumento mencionado, que en su viaje desde su casa en Asia hacia Roma, en todos los sitios que pasó, recibió como comida “el Pez del manantial, el grande, el puro”, así como “vino mezclado con agua, junto con pan”.
En los monumentos eucarísticos, esta idea se expresa pictóricamente de forma repetida. La comida frente a los asistentes a banquetes es, de forma invariable, el pan y el pez en dos platos separados. El significado característico dado al pez en esta relación, se manifiesta claramente en frescos antiguos como la escena del Fractio Panis (fracción del pan), en el cementerio de Santa Priscila, y los peces sobre el pasto, cerca de las canastas conteniendo pan y vino, en la cripta de Lucina.
El símbolo del pez, sin embargo, no era representado exclusivamente junto con símbolos de la Eucaristía. Frecuentemente se encontraba asociado con otros símbolos tales como la paloma, el ancla y el monograma de Cristo. Los monumentos en los cuales también aparece, desde el primer siglo hasta el cuarto, incluyen frescos, esculturas, anillos, sellos, vasijas doradas, etc.
El tipo de pez mostrado no requiere de mayor mención, excepto que, desde el siglo segundo, la forma del delfín se utilizó frecuentemente. Se presume que la razón de esta selección en particular, es que, dada su estima popular, al delfín se lo consideraba como un amigo del ser humano.
Además de los frescos eucarísticos de las catacumbas, un número considerable de objetos con el símbolo del pez, han sido preservados en varios museos europeos. Uno de los más interesantes, por estar agrupado el pez con varios otros símbolos, es una gema tallada que se encuentra en el Museo Kircherian de Roma. A la izquierda encontramos un ancla en forma de T, con dos peces debajo del travesaño, seguida por una cruz en forma de T, con una paloma en el travesaño y una oveja al pie, otra cruz en forma de T como el mástil de un barco, y el Buen Pastor llevando en hombros a la oveja perdida.
Además de estos símbolos, las cinco letras de la palabra Ichthys, están distribuidas alrededor del borde. Otra gema antigua tallada representa un barco sostenido por un pez, con palomas posadas sobre el mástil y la popa, y Cristo en las aguas rescatando a San Pedro.
Luego del siglo cuarto, el simbolismo del pez gradualmente desapareció. Las representaciones de peces en fuentes bautismales y en copas bautismales de bronce, como las encontradas en Roma y Trier, ahora en el Museo Kircherian, son simplemente de carácter ornamental, sugeridas posiblemente por el agua utilizada en el bautismo.
Tomado de Maurice M. Hassett. Transcrito por Mary y Joseph P. Thomas y traducido por Carlos AbrahamRodríguez
El Mosaico de Tagha
Tabgha, una corrupción arábiga del nombre griego Heptapegon (Siete Fuentes), es el nombre del lugar donde según la tradición tuvo lugar la multiplicación de los panes y los peces según el Evangelio de Mateo (Mt 14,13-21). Por eso, aparecen los peces y los panes en ese famoso mosaico de la Iglesia, que se encuentra en la costa norte del Mar de Galilea.
Es una iglesia benedictina y en ella se encuentra la piedra donde se dice que Jesús multiplicó los peces y los panes porque, al salir de Cafarnaún, mucha gente lo siguió hasta llegar a Tabgha y llegada la hora de comer no había alimentos suficientes para dar de comer a la multitud. La iglesia se decora con mosaicos con representaciones de flora y fauna. La piedra de la multiplicación es grande e irregular, y era adorada en una capilla destruida tras la ocupación musulmana y recuperada en 1930, cuando se hicieron unas excavaciones que permitieron reconstruir el lugar.
Allí apareció un mosaico con una canasta y unos peces y panes. Junto al altar hay una columna que era usada para medir el nivel del Nilo y también los mosaicos fueron fabricados en Alejandría, por lo que se presume que todo fuese traído de Egipto. Lo antiguo es más oscuro y lo moderno más claro y sin figuras.

Pbro. Mario Montes Moraga
Departamento de Animación Bíblica
Centro Nacional de Catequesis